Indice

– Breve historia y antecedentes del coronavirus en humanos

– Caracteristicas de los coronavirus : estructura, composicion de la particula viral, organizacion del genoma y proteinas codificadas

– Proteínas virales

– Ciclo de replicacion de los coronavirus

– Muestras

– Patogenia

– Diagnosticos de laboratorios

– Vacunas contra coronavirus humanos

– Candidatos vacunales para el Sars Cov2

– Cloroquina

 

Breve historia y antecedentes del coronavirus en humanos

Los coronavirus fueron reconocidos como causantes de serias infecciones respiratorias e intestinales luego del brote del “síndrome respiratorio agudo severo” (SARS), cuyo agente etiológico (SARS -CoV) emergió en la provincia de Guangdong, China, en 2002 y se distribuyó a 5 continentes a través de rutas aéreas infectando 8,098 personas y causando 774 muertes. En 2012 emergió otro coronavirus (MERS-CoV) en la península arábica y fue exportado a 27 países, donde causó un total de 2494 infecciones y 88 muertes. Un coronavirus previamente desconocido, denominado SARS CoV-2, fue descubierto en diciembre de 2019 en Wuhan, provincia de Hubei, China, y fue rápidamente aislado y secuenciado en enero 2020 (Zhou et al., 2020). El 30 enero 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la epidemia como emergencia de salud pública a nivel internacional. SARS CoV-2 es el agente causal de la epidemia de neumonia atipica (Covid2019) que ha afectado más de 60 países causando, hasta el día 18 de marzo, 191127 casos confirmados y 7807 muertes a nivel global.

 

Características de los Coronavirus Estructura, composición de la partícula viral, organización del genoma y proteínas codificadas

Los virus de la familia Coronaviridae tienen un tamaño de 118-136 nm y suelen observarse formas filamentosas de 9 a 13 nm de diámetro. La estructura de la partícula viral consiste en una nucleocápside formada por el genoma viral al que se encuentran unidas múltiples copias de la proteína N o proteína de nucleocápside (Fig. 1). La nucleocápside adopta una estructura helicoidal y presenta forma de ovillo rodeado de la envoltura en la que se insertan las proteínas virales: S, E y M. El virus posee un genoma ARN simple cadena de polaridad positiva, de 26-32 kb de longitud. A partir de esta molécula se sintetizar el total de proteínas necesarias para cumplir el ciclo de replicación completo. El genoma viral codifica al menos 27 proteínas, incluidas 16 proteínas no estructurales y 4 proteínas estructurales (Fields Virology, 2013, Cui, et al 2020).

 

Proteínas virales

Proteína S

La glicoproteína S se proyecta en forma de espículas y en el caso de SARS CoV-2 es de mayor longitud, ya que tiene entre 16 a21 nm. Se ha descrito que en el caso de SARS-CoV, MERS-CoV y SARS-CoV-2 la proteína tiene entre 1104 a 1273 aminoácidos y comprende una subunidad (N)-terminal denominada S1 y una subunidad C-terminal denominada S2 (Fig. 1) (Fields Virology, 2013). La glicoproteína S es clivada por una proteasa celular furina-like en dos péptidos del mismo tamaño, S1 y S2. El sitio de clivaje es un pentapéptido altamente básico. En la subunidad S1, se encuentra el dominio de unión al receptor (RBD) que abarca aproximadamente 200 residuos, en la posición 318-510 del SARS CoV. El subdominio RBD es responsable de que la proteína S se organice en espículas en forma de trímero. En cambio, en S2 se localiza el péptido de fusión, responsable de la fusión de la membrana viral y celular, en el proceso de entrada del virus a la célula y del efecto citopático, en forma de sincicios, que puede producir este virus al infectar células en cultivo o en la infección in vivo. S1 es muy variable entre los distintos coronavirus, mientras que S2 es muy conservado. Tanto el dominio N-terminal como el dominio C terminal de S1 pueden unirse a los receptores del hospedador. El subdominio externo contiene 2 bucles expuestos en la superficie que se unen con ACE2 por sus siglas en inglés Angiotensin-Converting Enzyme 2 (Fields Virology, 2013, Schoeman, et al, 2020).

 

Proteína N o proteína de la nucleocápside 6

La proteína N (43 a 50 KDa) conforma la nucleocápside helicoidal uniéndose a lo largo de todo el genoma viral. Esta proteína es fosforilada en un número discreto de serinas y treoninas. Aunque el rol de esta fosforilación aún no ha sido determinado se ha sugerido que está relacionado a funciones regulatorias. Por ejemplo, la fosforilación dispara un cambio conformacional en N aumentando su afinidad por el RNA viral (Wang et al., 2003). La proteína N contiene 2 dominios, ambos capaces de reconocer el RNA viral. Además, se ha reportado que N se une a nsp3 (proteína no estructural 3) para dirigir el genoma al complejo de replicación y transcripción así como el empaquetado de la nucelocápside. También funciona como antagonista del interferón y un represor de RNA de interferencia codificado por el virus. Otra importante función es su asociación con otra proteína estructural: M. (Fehr and Perlman, 2015; Hurst et al., 2009; Cui et al., 2015). Proteína de envoltura, E. Es un polipéptido pequeño que se encuentra en cantidades limitadas en la envoltura viral. Durante el ciclo de replicación, se expresa abundantemente dentro la célula infectada, pero solo una pequeña cantidad se incorpora en la envoltura del virión. La mayoría de la misma se encuentra localizada en el sitio de tráfico intracelular, como el complejo de Golgi, donde participa en el ensamblado de la partícula y se considera que es muy importante en la producción y maduración de partícula viral (Schoeman, et al, 2020).

 

Proteína de membrana, M

Es la proteína estructural más abundante, y la responsable de darle la forma al virión. El monómero M, que oscila entre 25 y 30 kDa, es una proteína de membrana que está incrustada en la envoltura a través de tres dominios transmembrana. El extremo amino constituye un ectodominio pequeño; mientras que el endodominio C-terminal es la mayor parte de la molécula y está situada en el interior del virión o en la cara citoplasmática de la membrana intracelular. El ectodominio puede ser modificado por glicosilación, lo cual influye, tanto en el tropismo de los órganos a infectar, como en la capacidad inductora de interferón (IFN) de algunos coronavirus. Asimismo, esta proteína colabora en la fijación de la nucleocápside a la membrana de estructuras internas tales como el complejo de Golgi y es la responsable del transporte transmembrana de nutrientes, la liberación del virión y la formación de la envoltura (Fields Virology, 2013, Cui, et al 2020).

Proteínas no estructurales y accesorias.

La mayoría de las proteínas no-estructurales, nsp1 a nsp16, han sido reportadas con funciones específicas durante el proceso de replicación de los coronavirus. Entre las funciones se destacan RNA polimerasa RNA-dependiente, helicasa, metil-transferasa y endoribonucleasa. Sin embargo, las funciones de algunas de ellas aún son desconocidas o solo están predichas por estudios bioinformáticos (Snijder et al., 2016). Además de las nsps y las proteínas estructurales, diferentes CoV codifican proteínas denominadas “accesorias” como la HE, 3a/b y 4a/b. Estas proteínas se traducen del RNA genómico (junto con las estructurales) y tienen funciones en la supresión del sistema 7 inmune innato. Se ha sugerido que estas proteínas han sido adquiridas por diferentes coronavirus para este propósito ya que su función no es necesaria en cultivos celulares (Rabouw et al., 2016; Matthews et al., 2014; Yang et al., 2014)-

 

Ciclo de Replicación de los Coronavirus

Los coronavirus entran a la célula blanco por medio del contacto con receptores celulares específicos. La interacción entre la proteína S y un receptor ubicado en la membrana celular dispara el proceso de entrada al citoplasma celular. El receptor para el virus SARS-CoV es la proteína ACE2 (Li et al. 2003). Esta molécula es una proteína ubicada en la membrana celular con actividad carboxipeptidasa e involucrada en la regulación de la presión sanguínea y la función cardíaca. La ACE2 cliva la angiotensina 1 en angiotensina 2, molécula que produce vasoconstricción y aumento de la presión arterial. La angiotensina 2 estimula en las glándulas suprarrenales la secreción de aldosterona, cuya función es la reabsorción del sodio y el agua y la eliminación del potasio, a nivel renal, produciendo el aumento de la presión arterial. En humanos se expresa en células epiteliales de pulmón e intestino delgado los cuales son los blancos primarios de SARS-CoV. Estudios estructurales han demostrado que la mutación de solo 2 residuos aminoacídicos en una proteína permitió el salto de especie (de la civeta asiática al humano) (Li, 2008; Li et al., 2005). Recientemente se ha demostrado que esta proteína también funciona como receptor para el nuevo SARS-CoV-2 (Zhang et. al., 2020). Un estudio publicado por Cao et al. (2020) sugiere que variantes genéticas de la proteína ACE2 en las distintas etnias poblacionales podrían presentar distintos niveles de afinidad y reconocimiento con SARSCoV-2; y así explicar la severidad de la enfermedad en los distintos continentes. Luego del reconocimiento del receptor, los coronavirus ingresan al citoplasma por endocitosis y fusión con vesículas ácidas que permiten la liberación de la nucleocápside. Alternativamente estos virus pueden fusionarse directamente con la membrana plasmática por un mecanismo dependiente de una proteasa celular quien cliva a la proteína S del virus y permite exponer su péptido fusión (Milewska et al., 2018; Wang et al., 2019). Una vez liberada la nucleocápside al citoplasma comienza la traducción y expresión del gen de replicasa viral (Fig.2). Por un mecanismo intrincado de desplazamiento de ribosomas celulares se traducen dos polipéptidos definidos pp1a (440–500 kDa) y pp1ab (740– 810 kDa) de diferente longitud. A partir de estos, y por un proceso autoproteolítico, se expresan las proteínas no estructurales (designadas nsp1 a nsp16) necesarias para formar el complejo replicasa-transcriptasa (RTC) y completar un ciclo de infección exitoso (Brierley et al., 1989; Masters, 2006). Río abajo del gen de la replicasa se encuentran los genes estructurales S, M, E y N; que serán expresados a partir de mRNA subgenómico una vez que el RTC esté conformado y activo. Las factorías replicativas de los coronavirus provocan remodelamientos estructurales membranosos muy complejos en las células infectadas. Extensivas y morfológicamente diversas redes de vesículas, conectadas con el RE permiten la compartimentalización del proceso de síntesis viral protegiéndolo de ribonucleasas y evitando el reconocimiento de la respuesta inmune innata (Knoops et al., 2008). Las proteínas estructurales M, S y E son expresadas asociadas al RE desde donde serán transportadas hacia el sitio de ensamblado y junto con las nucleocápsides formarán las nuevas partículas virales. Los coronavirus se ensamblan a través del sistema ERGIC y luego las partículas maduras son exportadas hacia la membrana plasmática en el interior de 9 vesículas son secretadas por exocitosis (De Haanet al, 2005; Hogueet al., 2008; Masters, 2006)

Figura 2: Ciclo de replicación de los Coronavirus. El ciclo comienza con el reconocimiento del receptor

MUESTRAS

1. De elección:

Muestras respiratorias (hisopado nasofaríngeo y orofaríngeo en pacientes ambulatorios, y esputo (en su caso) y/o aspirado endotraqueal o lavado broncoalveolar en pacientes con enfermedades respiratorias más graves)

2. Para ensayos complementarios

Suero para pruebas serológicas, muestras obtenidas en la fase aguda y la convalecencia (se trata de materiales adicionales a las muestras respiratorias, que pueden ayudar a identificar al agente etológico cuando las pruebas serológicas estén disponibles).

La siguiente tabla detalla los tipos de muestra incluyendo características importantes a tener en cuenta para la conservación y el transporte:

celular en la superficie de la membrana. Este evento desencadena el ingreso y desnudamiento de la partícula dentro del citoplasma celular. Luego los ribosomas celulares llevan a cabo la traducción del gen (+gRNA) de la replicasa (RTC) viral. A partir de este gen se expresan proteínas no estructurales necesarias para los siguientes pasos del ciclo replicativo. Una vez sintetizados los intermediarios replicativos (-) sgRNAs se expresan, asociadas al retículo endoplasmático (ER), las proteínas estructurales: S, E y M. El ensamblado de la partícula se produce con el encuentro de las nucleocápsides por una vía exocítica dependiente del sistema ERGIC. Las nuevas partículas infectivas son secretadas al medio extracelular donde pueden comenzar un nuevo ciclo.

 

Patogenia

La mayoría de los coronavirus se propagan a los hospedadores susceptibles por vías respiratoria o fecal-oral de infección, y la replicación ocurre primero en las células epiteliales. Sin embargo, además de la infección local de las vías respiratorias o entéricas, varios coronavirus causan enfermedad respiratoria aguda grave (Knipe et al, Fields Virology, 2013). Como se mencionó anteriormente el SARS-CoV-2, se une con gran afinidad a la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), que es utilizada como receptor de entrada para invadir las células. Este mecanismo permite explicar la eficiente propagación viral en los humanos. La proteína ACE2 se presenta en abundancia en células epiteliales alveolares pulmonares y también en enterocitos del intestino delgado, lo que puede ayudar a comprender mejor las rutas de infección y manifestaciones de la enfermedad (Guo, et al, 2020). Hasta el momento se sabe que el virus puede causar síntomas leves parecidos a la gripe, como fiebre, tos, dificultad para respirar, dolor en los músculos y fatiga. Los casos más graves desarrollan neumonía grave, síndrome de dificultad respiratoria aguda, sepsis y shock séptico que pueden conducir a la muerte. Las personas con afecciones crónicas parecen ser más vulnerables a las formas graves de la enfermedad. Sin embargo, en comparación con el SARS-CoV (10% de mortalidad) y el MERS-CoV (35% de mortalidad), el SARS-CoV-2 parece ser menos virulento en este punto, con la excepción de los ancianos y aquellos con afecciones de salud subyacentes (Guo, et al, 2020). Dado que estamos frente a un virus emergente, hasta el momento es escasa la información que se tiene en forma específica sobre el mecanismo de patogenia que presenta SARS CoV2, por lo tanto, en su mayoría los datos que existen a nivel mundial se basan en la similitud del mismo con SARS CoV. Como se mencionó previamente, el SARS-CoV replica principalmente en células epiteliales respiratorias. Las células en la vía aérea superior se infectan inicialmente, lo que resulta en desprendimiento celular, pero relativamente poco daño. Sin embargo, el virus se propaga rápidamente a los alvéolos causando daño alveolar difuso. Esto se caracteriza por descamación de neumocitos, edema alveolar, infiltración celular inflamatoria y formación de membrana hialina. También se detectan virus o productos virales en otros órganos, como el riñón, el hígado, cerebro y el intestino delgado, y en las heces (Knipe et al, Fields Virology, 2013; Zhang C, et al, 2020; Baig, et al, 2020, Peiris, et al 2003). Aunque el pulmón es reconocido como el órgano más gravemente afectado por el SARS-CoV, el mecanismo exacto de la lesión pulmonar es controvertido. Las observaciones histopatológicas de las lesiones pulmonares no solo muestran respuestas inflamatorias inespecíficas como edema e infiltrado de células inflamatorias, sino que también una exfoliación severa de las células epiteliales alveolares, ensanchamiento y daño del tabique alveolar, e infiltración del espacio alveolar (Li, et al 2020). Patológicamente, la inflamación incluye degeneración (necrosis), infiltración e hiperplasia. El daño a las paredes arteriolares intersticiales pulmonares indica que la respuesta inflamatoria juega un papel importante a lo largo del curso de la enfermedad. Durante la infección, el huésped desencadena una respuesta inmune contra el virus. La inmunopatogénesis se asocia con una respuesta inmune fuera de control, lo que puede provocar daños en el tejido pulmonar, deterioro funcional y capacidad pulmonar reducida (Li, et al 2020). Efectivamente, la respuesta inmunitaria tanto innata como adaptativa son necesaria para la eliminación viral, pero siempre bajo una regulación muy estricta, de lo contrario puede 12 desencadenarse la inmunopatología asociada. Es de destacar que en pacientes con COVID19 se observó un ascenso plasmático del nivel de citocinas y quimiocinas, incluidas IL-1, IL-2, IL-4, IL-7, IL-10, IL-12, IL-13, IL-17, GCSF, factor estimulante de colonias de macrófagos (MCSF), IP-10, MCP-1, MIP-1α, factor de crecimiento de hepatocitos (HGF), IFN-γ y TNF-α. Esta liberación exacerbada de inmunediadores, a su vez, recluta linfocitos, macrófagos y leucocitos al sitio de la infección, pudiendo explicar en parte el daño histológico observado en los pacientes con COVID19 de condiciones más críticas (Guo, et al, 2020).

 

Diagnóstico de laboratorio

Recolección y envío de muestras

 

La Organización Mundial de la Salud ha determinado una serie de normas que se deben cumplir para el análisis de muestras a los pacientes que se ajustan a la definición de caso sospechoso (https://www.who.int/publications-detail/laboratory-testing-for-2019-novel- coronavirus-in-suspected-human-cases-20200117).

 

Es prioritario recoger y analizar rápidamente muestras apropiadas de los casos sospechosos, tarea que debe realizarse bajo la dirección de un experto de laboratorio. Para tal fin, se debe asegurar que existan procedimientos operativos normalizados y que se disponga del personal adecuado y debidamente capacitado para la recolección, conservación, embalaje/envasado y transporte de las muestras.

 

 

Tipo de muestra

 

Materiales para toma de muestra

 

Transporte

 

Conservación

 

Observaciones

 

Hisopado nasofaríngeo y orofaríngeo

 

Torundas floculadas de dacrón o poliéster

*

 

4 °C

 

≤5 días: 4 °C

>5 días: -70 °C

 

Los hisopados nasofaríngeos y orofaríngeos deben conservarse en el mismo tubo para aumentar la carga vírica. Los hisopos a utilizar deben ser de torunda de nylon, dacrón o viscosa con manguito plástico. Los mismos se deberán sumergir en 2 ml de medio de transporte para virus o en su defecto 2 ml de solución salina de uso parenteral. Deberán ser contenidos en un tubo plástico, estéril, con tapa a rosca y hermético.

 

Lavado broncoalveolar

(BAL)

 

recipiente estéril*

 

4 °C

 

≤48 horas: 4 °C

>48 horas: -70

°C

 

Deberá ser contenido en un tubo plástico, estéril, con tapa a rosca y hermético.

 

 

Aspirado (endo) traqueal, aspirado nasofaríngeo o lavado nasal

 

recipiente estéril *

 

4 °C

 

≤48 horas: 4 °C

>48 horas: -70

°C

 

Deberá ser contenido en un tubo plástico, estéril, con tapa a rosca y hermético.

 

Esputo

 

recipiente estéril

 

4 °C

 

≤48 horas: 4 °C

>48 horas: -70

°C

 

Debe cerciorarse de que la muestra provenga de las vías respiratorias bajas. Deberá ser contenido en un tubo plástico, estéril, con tapa a rosca y hermético.

 

Tejidos de biopsia o autopsia, en particular pulmonares

 

recipiente estéril con medio salino

 

4 °C

 

≤24 horas: 4 °C

>24 horas: -70

°C

 

Suero

 

Tubos separadores de suero (en adultos: obtenga 3-5 ml de sangre entera)

 

4 °C

 

≤5 días: 4 °C

>5 días: -70 °C

 

Se debe obtener muestras pareadas:• fase aguda – primera semana de enfermedad • convalecencia – 2 a 3 semanas después

 

Sangre entera

 

tubo de recogida

 

4 °C

 

≤5 días: 4 °C

>5 días: -70 °C

 

Para detectar antígenos, en especial durante la primera semana de enfermedad

 

Orina

 

recipiente para orina

 

4 °C

 

≤5 días: 4 °C

>5 días: -70 °C

 

*Al transportar las muestras para la detección viral, utilice MTV (medios de transporte de virus) que contengan suplementos antifúngicos y antibióticos.

Todas las muestras deben enviarse al laboratorio refrigeradas (no congelar) y en envase de bioseguridad apropiado para muestras biológicas (triple envase). Debe ser identificada como muestras para detección de nuevo coronavirus, SARS-CoV-2 o COVID19. No deberán venir acompañadas con muestras para otras patologías.

Todas las muestras que se obtengan para las investigaciones de laboratorio deben considerarse potencialmente infecciosas, y los agentes de atención sanitaria que recojan o transporten muestras clínicas deben atenerse rigurosamente a las directrices sobre prevención y control de infecciones y a las reglamentaciones nacionales o internacionales relativas al transporte de mercancías peligrosas (sustancias infecciosas) para reducir al mínimo la posibilidad de exposición a agentes patógenos (https://www.who.int/ihr/publications/WHOWHE-CPI-2019.20/en/).

El Laboratorio que procese las muestras debe reunir condiciones de Nivel de Bioseguridad

2 (BSL2) y poseer al menos una Cabina de Seguridad Biológica tipo 2 certificada. Es importante recalcar que para el cultivo viral se requiere medidas de bioseguridad reforzadas, condiciones de BSL3

Vacunas contra coronavirus humanos

Las referencias más cercanas a desarrollos de vacunas relacionados a coronavirus humanos son las de las epidemias de SARS y MERS. Poco tiempo después de los brotes de SARS, se reportó que las respuestas de anticuerpos de individuos recuperados de la infección tenían como blanco una zona muy rica en epitopes (S2) dentro de la glicoproteína de las espículas del virus y que fue identificada como sitio inmunodominante (Zhong et al., 2005). Estos anticuerpos eran capaces de neutralizar el SARS-CoV. Al contrario, otras proteínas del virus (la de matriz, M, y la de envoltura pequeña, E) presentaban poca capacidad de evocar respuestas de anticuerpos específicas. Si bien algunos pacientes presentaban estos anticuerpos neutralizantes contra la región S2, otros no, lo que dio lugar a identificar que las respuestas celulares específicas (de linfocitos T citotóxicos CD8+) tuvieron un rol importante en la protección de esos pacientes (Gao et al., 2003).

Sin embargo, uno de los puntos críticos de las vacunas contra los coronavirus es justamente la posibilidad de que la presencia de los anticuerpos contra la proteína S causen un aumento en la infección e incluso el agravamiento de la sintomatología. Varios estudios demostraron que tales anticuerpos aumentaban la capacidad del SARS-CoV de infectar células humanas que no expresan el receptor del virus, como las células mononucleares de sangre periférica y los macrófagos derivados de monocitos (Yip et al., 2016). En otros casos, se reportó un agravamiento de la infección inducida por la vacuna mediada por anticuerpos,

observándose que altas concentraciones de anticuerpos contra SARS-CoV podían neutralizar la infección, pero que en cambio los sueros diluidos aumentaban significativamente la infección por SARS-CoV y desencadenaban efectos de agravamiento mediado por anticuerpos (Wang et al., 2014). Siendo que la inducción de niveles variables de los anticuerpos neutralizantes (incluyendo niveles bajos) son esperables en el contexto de la vacunación masiva de la población general, este punto debe ser tenido en cuenta y analizado en profundidad en los ensayos clínicos de las vacunas candidatas.

En la siguiente tabla se muestra información sobre el único candidato vacunal contra el

SARS-CoV que completó las pruebas de evaluación.

 

Trabajos posteriores mostraron que existe un umbral de ocupación de anticuerpos en el virus y, que, dependiendo de ese umbral, los anticuerpos pueden neutralizar el virus, o por el contrario aumentar su capacidad infectiva. En particular los anticuerpos de alta afinidad que neutralizan fuertemente son capaces de inhibir la infección a una ocupación menor, mientras que los anticuerpos débilmente neutralizantes se unen a epitopes distintos y requieren una ocupación mucho mayor sobre la partícula viral para neutralizar. Cuando la ocupación de anticuerpos cae por debajo del umbral de neutralización, puede ocurrir el aumento de la capacidad infectiva por anticuerpos (antibody-dependent enhancement, ADE), por ejemplo, sobre células mononucleares y macrófagos derivados de monocitos, utilizando puerta de entrada los receptores de contra las regiones constantes de los anticuerpos (FcγR). Otros estudios sugieren que la ADE dependiente de los receptores de anticuerpos podría no ser el único mecanismo para aumentar la infección mediada por anticuerpos, tal como se describió para el virus del dengue (Huang et al., 2006). En el caso particular del modelo de infección del SARS-CoV en primates no humanos, se han identificado algunos péptidos de la glicoproteina S que pueden inducir simultáneamente anticuerpos con funciones opuestas, brindando protección al neutralizacion y/o causan la ADE en la infección por el virus (Wang et al., 2016).

 

Candidatos vacunales para el SARS-CoV2

Fármacos posibles:

Es de suma importancia saber el mecanismo de propagación del virus y cause enfermedad, el proceso de entrada del virus en la célula así mismo como la replicación de su material genético dentro de la célula nos ayuda a entender el ciclo de reproducción viral. Una vez el coronavirus se ha unido al exterior de la célula, hace entradas mediante la vesículas creadas por la misma célula llamadas endosomas, estos endosomas son usados por la células para muchas funciones como por ejemplo asimilar partículas del exterior y usarlas como nutrientes, así que normalmente lo que está dentro de un endosoma es digerido por la célula, los virus no son la excepción pero antes del proceso logran expulsar estructuras de su material genético además de algunas proteínas virales que ayudan a que el material genético se propague dentro de la célula.

En el coronavirus el material genético consta de una cadena de RNA y la proteína que se encarga de replicar esta proteína se llama RNA Polimerasa.

Con base esto podemos deducir que hay fármacos que se han mostrado esperanzadores con resultados in vitro en el tratamiento.

 

CLOROQUINA

Tiene la capacidad de incrementar el PH de las endosomas con esto el ambiente endosomal cambia y el virus no puede cambiar de estos endosomas asi que es digerido por ellos.

Tambien la rivarina ataca al RNA Polimerasa ocacionando que no se pueda replicar su material genético e impidiendo la proliferación.

Ambos fármacos han mostrado eficacias en cultivos celulares pero falta hacer pruebas para probar su eficacia en pacientes humanos.